Pitufopoeta

LA CARTA DE UN NAUFRAGO

LA CARTA DE UN NAUFRAGO

 

 

Sobre mi propia piel

construí un velero tan fuerte,

que era de papel.

 

Con él me propuse

el mundo conquistar,

lo atavié de blancas velas,

lo pinte de esperanza,

lo cargue de ilusiones,

le coloqué el amor por bandera

y me puse rumbo a la mar...

 

Presto surqué océanos y mares

de Norte a Sur, de Oriente a Poniente

siempre vigilante sobre el puente

venciendo peligros y avatares

 

Fui intrépido marino

también músico y pintor...

hasta aprendiz de poeta

y como no... Un loco soñador.

 

Más que capitán fui amigo

en mi hermoso velero,

entregué amor sincero

a quien estaba conmigo

y pongo a Dios por testigo

que fue para mí lo primero.

 

Tempestades crucé con decisión

siempre sin el rumbo alterar

jamás me temblaron las manos

cuando el timón manejaba.

 

Más cuando la última travesía

de regreso, a mi puerto realizaba

con mi alma rebosante de alegría...

pude desde el horizonte apreciar

que en el muelle nadie me esperaba,

desierto el malecón se encontraba.

 

Levé anclas de nuevo sin pensar...

con tristeza en el corazón,

a la mar otra vez quise regresar

y nuevas aventuras iniciar,

pero cansada estaba la tripulación

y rasgadas la velas para navegar.

 

Antaño con valentía y precisión

cualquier tormenta podía salvar

y una marejadilla en esta ocasión

me hizo tristemente naufragar.

 

Y corriendo la misma suerte

sobre mi propia piel,

construí un velero tan fuerte...

que era de papel.

 

Mángelbe.