Kleber Exkart

Ser Mujer

Si naces mujer tu ser se vera envuelto

en el laberinto abyecto de las filosofías

paganas religiosas que hundirán tu espíritu y carne

en la fumarola de los dioses litúrgicos.

 

Allí buscarán tu mitocondria

para esposarla al primer homo Nearderntal.

Harán ritos de sangre y sexo

e irás vestida de ajuares de lino y seda

y maquillada con retoques celestiales.

 

Parecerás una diosa con atavíos de

collares de perlas y adornos de piedras preciosas.

Tu la nacida para reinar serás paseada

por las grandes pasarelas como trofeo de caballería.

 

Tu dios será el sol lumínico

de las luces de los flash y reflectores

que caerán sobre la sombra

de la desnudez de tu cuerpo

inmortalizando tu belleza.

 

Ni siquiera el Dios hombre

puedo abstraerse de la perfección

de la infanta Magdalena

que siendo considerada ramera

en juicio profano sería apedreada.

Su sabiduría celestial

sentenciando a la espuria muchedumbre

pudo librarla de la ignota muerte.

 

Hoy mis manos acuchillan y desangran

los cadáveres de Nefertiti y Cleopatra.

Tengo sus bustos entre mis manos

aprieto sus cuellos y las ahogo

en el Nilo que se tiñe de rojo sangre.

 

Allende la mirada se pierde

en todas las vírgenes violadas

en todas las mujeres abusadas.

Sus nombres están escritos

en los libros de muerte

de los oscuros pasajes,

en los sacramentales dormitorios de reinas

o el catre de polvo de los caminos vecinales.

 

Podría haber sido Eva

o la prístina María, madre de Jesús.

Sus entrepiernas sangrantes

son heridas de yugo ancestral.

 

Hubieran preferido ser musgo

árbol, ciénega, insecto,

reptil ponzoñoso antes que mujer.

La cobra se retoza

en su pueril danza de amor sin que grillete alguno

la ate al desasosiego culposo

de haber sido atada  por misóginos carceleros

que buscan cortar su yugular para verla desangrar  

buscando en sus entrañas al dios perdido,

que emerge como ángel de muerte

en cada uno de los asesinos de mujeres.