Nuestras auras se abrazaron,
toque tu ser y en él me fundí;
profundo sosiego en el aire,
besos, comienzan su expedición
por montañas color carmesí.
Nuestras alegrías se mezclaron
y ahí: nací y morí en un instante;
entonces, por vez primera sonreí.
Las Miradas, dueñas del silencio
yacen y guardan un sutil deseo.
Nuestras vidas se enlazaron
como manos en saludos,
el fuego nos cobija del frío;
caricias se tornan mariposas
besándonos la flor de la piel
Nuestras almas caminan juntas
cual eclipse solar, tú hermosa luna
yo, sol inquebrantable de otoño;
disfrutamos el uno del otro
como fango y flor de loto.