¿Cómo te recuerdo?
Yo soy yo en el redil de mis poemas y aún tengo intactos
mis sueños, tus recuerdos y mi amor
para seguir buscándote en los nuevos almanaques del ayer
y bajo el asombro de las tibias gotas de un martes de lluvia.
Los chiquillos inquietos corretean bulliciosos y las pelotas de plástico
hacen sus cabriolas con el estruendoso espanto
de los conductores distraídos, el llanto matutino del campanario
pone un disfraz multicolor y los nubarrones negros chapucean
tus pensamientos y los míos
La ciudad pequeña es desde luego un revoltijo de caminantes.
Así te recuerdo yo… con mi mano traviesa en el timbre de una puerta
y para verte salir presurosa a través de los verdes cristales de una ventana
entreabierta.
Así quería verte… tu sonrisa y la mía; un ramillete de flores
y tu mano sorpresa de primavera, las rosas hacen fiesta.
Los autos van en correría, esto no es una avenida y a lo lejos
canta un gallo, digo, está triste, es un pregón de melancolías.
Tú dices… ¡no! es un amante de las noches frías,
tiene una galería y es un galán de galanterías.
La tarde va muriendo con los pitidos y el smog que dibuja tristes fragancias;
danza incesante, insana, infiel con lóbregas partituras en el aire.
Los amantes van tomados de la mano y liban paso a paso
las nostalgias en su silueta de lunas trasnochadas.
Así te recuerdo, en el estertor de una palabra, en el manubrio
y el metal frío de una bicicleta que se enmoheció en las callejuelas
La pequeña ciudad y su revoltijo de caminantes es ahora
una ciudad pequeña y distante.
Ya olvide las golondrinas guturales en el alero de tu ventana,
ya no están, se marcharon para siempre con el rumor de tus pasos.
Pájaros celosos y silenciosos en tu ventana entre abierta
Ahora soy quijote de mis sueños, quijote de mis penas
enfrentado a molinos de papel, al molino de mis letras.
Y hay un timbre que pernocta en la librea de un cuasi poeta.
Así te recuerdo yo... así te recuerdo.
Racsonando ando.