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LA OSCURIDAD

Es posible que mis ojos

te vean mas allá del cielo oscuro

detrás de las lumínicas estrellas incandescentes

donde se forma el charco de leche de vaca,

donde vive el delfín grácil juguetón de las galaxias.

 

Mis ojos han quedado maravillados

por la inmensa oscuridad

expandida en los polos de la sempiterna noche.

 

Pero tú estás en el lugar

del eterno crepúsculo.

Vives bajo el cielo brillante de Galileo,

allí en el frontispicio cuasiprístino

en el lugar mas alejado de la tierra

donde los cielos son vírgenes;

donde ninguna mirada atisbado sus horizontes.

 

Solo nuestros sabios pudieron contemplarte

con éxtasis y quedaron maravillados

de tus cielos nocturnos. 

 

Las luces de la ciudad,

los réflex de las pantallas blancas de led

dejan muy poco que mirar

y saturan con su opacidad de luz

el arco del largo brazo galáctico

que una vez pudieron mirar los egipcios.

 

Soumi recorre con sus grandes ojos de pez

la manta azul de la tierra

sigue la luz de las luciérnagas digitales

y solo mira al vaho de luz

resinosa que ha matado a la humilde oscuridad.

 

Gracias a nuestro estilo de vida moderno

ya no somos como nuestros ancestros

los guardianes de las noches oscuras

que atesoran los misterios de sus astros.

 

Nuestros telescopios sondean el infinito cielo

oscuro para encontrar que la oscuridad

también tiene su brillo y debe ser perpetuada

para el disfrute de las nuevas generaciones.

 

Dejad que la insondable oscuridad

cante sus versos. No temas que llegue la noche

siempre podrás verla, estará allí

en el retazo oscuro del cielo.