La dicha llegará y tendrá tus ojos,
esta dicha feliz tan esperada
desde el alba que espero tu llegada,
queriéndote besar los labios rojos
No aguantarán las llaves ni cerrojos
que contengan la dulce llamarada,
del ansia, que realza la mirada
por la senda plagada de sonrojos.
Tendremos que ofrecer un sacrificio,
en aras de un querer tan prodigioso
que renace del Fénix sin prejuicio.
De cenizas resurge milagroso,
la pasión que bendice nuestro vicio
de soñar un amor pecaminoso.
Marianne - Claudio Batisti