Trás el rechinar
de arcaicas bisagras
y a las parábolas
de las puertas del mal,
hubo una esperanza
de días mejores
y de bosques tranquilos
para descansar.
Pero el dolor siempre adivina
hacia dónde escaparás
y con la cizaña de su urdimbre
todo viajero ha de tropezar.
Nunca hubo una llave:
estaba predestinada
la caminata tortuosa
por estas tierras desoladas.
Alaben a La Reina
de las Telarañas,
la artífice implacable
de esta red sepulcral,
la que nos drena el aliento
y nuestra salud mental.
\"Toma algo de culpa
para tu pasar,
relájate y observa
a mis demonios danzar\"
dice con voz ensayada
mientras te empieza a devorar.
Nunca hubo una llave,
no para escapar
de las cadenas ajadas
de Su Majestad.
Y cuando el horror
parece ceder,
solo toma distancia
para arremeter.
Se encontraron entonces mis ojos
con el paisaje mas temibles,
aún en mi memoria
esboza su relieve terrible,
pues en valles silenciosos,
donde llueven sortilegios,
caí derrotado ante el odio
al ver en su mirada un espejo.
Nunca hubo una llave,
no para amar,
o el foso de las bestias
poder cerrar...