Me muero por quererte
y queriéndote me muero.
Quisiera regalarte el mundo
y tampoco puedo hacerlo.
Intento buscarte en la noche
y al amanecer nunca te encuentro.
Lo podemos todo si se unen
nuestros cuerpos.
En tus vivos ojos me reflejo
y en los míos, tu imagen llevo.
No puedo estar contigo y es
conmigo, como yo te quiero.
Me lamento y me juzgo
por no amarte como mereces
y otras veces, sufro en silencio,
esta inevitable tortura
que me duele mansamente.
¿Qué hacer? ¡Dime!
¿Quererte o no quererte?
¿Liberarme de esta pena o pedirte,
egoísta, que me esperes?
¡Dímelo tú, vida mía!
Que es por ti, este, mi desvelo
y a perderte...¡No me atrevo!
Pilar González Navarro
Abril 2018.