Esperé, esperé y esperé
era una orilla azulada
donde todos hacíamos fila.
Lejos muy lejos un arcoíris
deslumbraba a los chicos.
Los grandes barcos iban y venían
éramos como peces en las redes
a la espera de una gaveta.
Por días el sol se ponía en el este
y se desmayaba en el oriente.
Los cantos de guerra eran un zumbido
que no dejaban de martillar
los tímpanos de jóvenes y ancianos.
El sol cegaba las vistas
sin embargo había una oscuridad
que no nos dejaba mirar las narices.
Sin rumbo el mar parecía
nos tragaría y todo lo que
teníamos era su lecho,
infierno de sal por pertrecho.
Papá quiero ir con mamá.
¿Mi muñeca también viajará con nosotros?.
No podemos dejarla
recién me la compraste el año anterior.
¿Papá y Genfru, dónde lo vamos a llevar?
Mamá no te olvides mis boticas
sino como podré después salir a la calle.
Ya esta todo. ¿Qué es todo?.
Sólo nos vamos con lo puesto
no ves que todos corren al mar,
y no llevan nada, nada, solo lo puesto.
¿Pero porque?. Si podemos llevar
a mi muñeca y a Genfru.
Mamá dile que no iré sin ellos
tenemos que llevarlos sino cómo jugaré.
Genfru ven lame mi cara, dame un beso,
prométeme que te cuidaras.
No quiero que pelees con los perros callejeros.
Mamá dice que volveremos
tú eres un perro bueno, Dios te cuidará.
Papá, papá, papá. ¿Dónde estas?.
Ven hija la casa esta ardiendo.
Corre, corre, mi niña,
papá nos alcanzará después.
No, no iré sin papá;
corre hija, no esta lejos el mar.
Papá debe estar esperándonos no te detengas.
Mira mamá Genfru nos sigue,
déjalo ya lo perderemos el sobrevivirá.
Esperé, esperé, esperé
era una orilla azulada.
Llevamos días en que no veo a papá.
Mamá me dice que se adelantó
que nos espera en la otra orilla
vamos azulados, deshidratados.
Alguien ha robado el arcoíris.