Entonces ?
a quien le doy
los besos
que tengo
para ti,
si mis labios
solo gozan
de tus labios,
de otros no,
bien lo sabes,
me preguntó
ensimismada
con rojo rostro,
y vidriosos
ojos,
mientras
sus dedos,
se enredaban
en mi pelo,
sutilmente,
su corazón,
forzaba salir
del cuerpo,
y abrazarme
pasionalmente,
más ella
no sabía,
que yo ardía
por dentro,
y por fuera,
y me dije,
a estos labios
y a estos besos,
que son de
puro fuego,
yo no me
los pierdo,
y quebré
el hielo
del ayer,
cuando
decidimos
un adiós
sin pensarlo,
y nos alejamos,
hasta aquí
llegamos,
nos dijimos
ansiosos,
amándonos.
Víctor Bustos Solavagione