A Irving, mi hermano del alma
Entre iris y retina
como tormenta que golpea
intensifica mis sentidos
Violín, místico y atrayente
seductor al instante de aparición
ojos marrón que entre la gente aguardas
cual estaciones de Vivaldi,
mis nervios aumentan y mi espasmo aunado a ellos.
Vestida de blanco en medio de negro abarrotado
ya con el clavel rojo sobre mi asiento
entendida estoy, que observada por ti soy
De mi mano el violín, verificado a diapasón, acompaña
infundiendo valor a cual Vivaldi oso interpretar
silencio sepulcral, esperando por ser extasiado
Del silencio mi melodía, erizando los sentidos
desenfrenada permito al violín desbocar mis motivos,
pendientes están cual movimiento suelo interpretar,
siendo en momentos acompañada por hermanos
que al unísono llegan al éxtasis retirando su cuerda amiga,
Concluyendo sola entre intervalos de quintas
cuan pasiones presentes en las estaciones
Al inequívoco sonido
con la audiencia ojos marrón esperas,
mirada que indaga y delata mis oscuros pensamientos
que vestido blanco resaltas
Desnuda ya con violín en mano y Vivaldi ausente
el ímpetu continúa y con él, el valor potencia,
entre aplausos y silencios me levanto
cual gacela haciendo frente al depredador,
deslizando mi tacto febril a tu piel
sonriente entre la gente, pendiente observas
Clavel Rojo
© Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados