La tarde pasa lenta dejado un aroma dulce a azahar.
Los naranjos en flor exhalan su perfume por doquier. Camino sereno en medio de ellos y me dejo embriagar por tan dulce aroma.
Las estrellas a lo lejos comienzan a aparecer, la luna aún no se hace presente. El cielo cambia de color. Naranjas y rojos se mezclan dando vida a un expectáculo precioso que eleva el alma y transciende el tiempo, el espacio.
El viento me acaricia con su presencia. Quiere abrigarme, consolar, acompañar. Amigo incondicional, consuelo en las noches de soledad y de tórrido veranos.
Los sonidos de la noche poco a poco me envuelven. Misterio sacro que eleva el alma y es consuelo, sosiego.
Extiendo mis brazos, como queriendo atrapar todo el universo que bendice mi andar sereno.
Oro en silencio y me abandono al misterio que me envuelve. Suspiro profundo mientras siento la paz que desciende a mi interior. No puedo negar el dolor que me envuelve, la soledad que muerde mis entrañas, la distancia que cruél me recuerda lo efímero de mi existir, mas me abandono al momento. Al sentir etéreo que me envuelve. Misterio profundo del mortal existir....