Te respiro en la distancia,
aroma inmutable,
refrescante brisa marina,
en la cumbre de mis pensamientos
me refugio para mirar a lo lejos
alguna aurora o destellos de luz
que imagino ilusamente cercanos,
las fantasías jamás
parecieron tan reales
y enigmáticas a la vez,
nunca fueron escasas, ni en demasía,
solo esenciales, profundas;
en la orilla del mar te imagino
esperando aparezca mi galeón,
quizás conmigo a bordo,
tus bellos y delicados pies
sumergidos desean seguir un camino,
como acudiendo a un llamado,
lenguaje sin voz, sonidos en el aire,
braille escrito sobre la gran sabana liquida
en la cual, vas sumergiendo tu cuerpo,
el tiempo, inmisericorde,
en tono sarcástico,
nos puso frente a frente, pero,
solo como reflejo de cada uno nada más,
incapaces somos
de poder cruzar al otro lado,
podemos mirarnos, quizás,
escucharnos, ya que la voz aquí,
pierde su espacio; las lágrimas,
sonrisas y enojos de cada uno
se reflejan en nuestros rostros,
es lo que podemos observar
cada uno desde el espacio que ocupa.
El espejo imaginario
cada vez pierde su espesor, cada vez
se va transformando en niebla, semejante
a un portal es su forma y figura, que poder
posees Ada de los encantamientos?,
que poder que no sea el generar amor,
pasión, ternura, viajar de manera astral
abandonando la materia?,
entre nuestros dos mundos
aquella barrera liquida y de arena
con tu poder se transforma en viento,
fácil respirarlo y navegarlo,
todos los sentidos atraviesan de lado a lado
reencontrándose y danzando juntos
la melodía que tu alma canta,
es lo que podemos observar,
lo que podemos sentir
cada uno desde el espacio que ocupa;
en la distancia puedo tocarte, acariciarte
sin profanar tu esencia seráfica.
Cada uno ha creado un sacramento,
promesas cubiertas con la pureza de la sangre,
tan sagradas como la vida frágil y pequeña
que reside dentro de nosotros aun como anhelo,
aun como esperanza, la que se materializara
para ser como los dos, un ente de certezas;
lo más sagrado que poseo en la vida,
lo he ofrendado, en el altar de mi Diosa,
de rodillas ante sus hermosos pies
los he depositado, la inmensidad del universo,
su poder y misericordia, lo han visto todo,
es mi última batalla, mi última esperanza,
la última vida que me queda por respirar aun;
aroma inmutable, refrescante brisa marina,
en la orilla del mar te imagino
esperando aparezca mi galeón, quizás
conmigo a bordo, puerto para cada uno
de nuestras más grandes ilusiones.
El viaje se acorta, el encuentro se aproxima,
la eternidad para cada uno, está por nacer,
ya posee su color, su lenguaje,
crece más que la luz del amanecer,
aquella que ahuyenta las sombras y el frío…
…despertamos, si, despertamos…
Estamos aquí, recostados sobre el pasto verde
con las manos entrelazadas a las tuyas
aun viajando, mirándonos cada uno fijamente,
como siempre, ingresando a través de la mirada
al mundo magnifico que cada uno lleva dentro…
para la eternidad de nuestras almas.