Un feligrés decía
metido en una sotana
tengo un gordo obispo
al que le gustan las ranas.
Y un párroco apetitoso
por las colectas pensaba
con un traguito de ron
para verlas duplicadas.
El díacono que ayudaba
en la misa sepulcral
le repetía al ministro
tienes que recogerla igual
Un muchacho vivaracho
decía puedo hacerlo mejor
así le vendo santitos
al que sea mejor postor.
El gran milagro de la semana
al recoger la colecta
al obispo ya sus ranas
las va a tener en la puerta.
El mismo las revisaba
por alguna equivocación
no quiero que algún sapo
caiga dentro del cajón
El sacristán opinaba
no entiendo nada de cuentos
del obispo esas ranas
solo son sus alimentos.