Ni métrica,
ni rimas,
ni aliteraciones,
pleonasmos,
antítesis
u onomatopeyas...
Ni ortografía,
ni teoría...
Ni lo rimbombante,
ni sublime,
ni glorioso,
celestial
o mágico...
Nada de esto importa hoy,
nada... nada, nada...
Pues duele... duele, duele...
Y el pecho se comprime
y las lágrimas,
en goterones,
caen al alma
anegada de miseria...
Sola... sola, sola...
Duele...
Hoy todo terminó... por fin...
La lenta agonía
se acabó...
Ya es hora de entregarme al dolor...
Duele... duele, duele...
Lloro...
Este es el duelo...
Es momento de vivirlo...
Pronto renaceré,
pero hoy me detengo para sucumbir
ante el miedo a la soledad...
Aquí estoy...
¡Cuchillos, desgarren mi carne,
entiérrense en mi corazón!
Y que la tierra beba mi sangre...
Hoy duele y sufro y lloro...
pero mañana...
mañana será un nuevo día...