Blas de Otero,
gran poeta y caballero
de la paz y la palabra,
natural de esta ciudad
que, en el mirador del Abra,
pretende asomarse al mar,
a bordo del Ibaizábal.
Eres, Blas,
orgullo de esta ciudad,
donde todo el mundo tiene
la curiosa cualidad
de nacer donde le place,
y en cualquier otro lugar,
siendo bilbaíno, nace;*
no es tu caso,
que, sin duda, fue especial
y ciento dos años hace,
en plena guerra mundial,
el azar quiso mandarte
a nacer a esta ciudad,
siendo tú de cualquier parte,
pues tú, Blas,
angel fieramente humano,
despues de mucho buscar,
absolutamente en vano,
en Dios consuelo y razón,
te hiciste al fin ciudadano,
una acertada elección,
del lugar
en que fuera necesario
tu abnegado corazón,
tu espíritu solidario,
para poder ayudar,
al sufrido sufridor
en medio de aquel calvario;
y paisano
del país donde la gente,
el nombre es indiferente,
necesitara una mano,
algún hombro que arrimar,
pulmones para gritar,
desde el papel o en la calle.
Tú cambiaste
la conciencia religiosa
por la conciencia social
y así, tú pluma empeñaste
en la lucha radical
contra la miseria, el hambre
la injusticia y la opresión.
dando voz,
no obstante la autocensura
que genera la censura,
al sufrimiento feroz
de toda una sociedad,
mostrando tu indignación
pidiendo palabra y paz.
Además,
de ser, sin duda, un gran hombre,
eso clarísimo está,
fuiste, Blas, poeta enorme
inconmensurable, inmenso,
pues grande es la calidad,
y sublime la hermosura
de tu verso,
desde el de extrema finura
al enardecido e intenso,
y puesto a experimentar,
sin quererte encasillar,
te recorriste el espectro
panorámico del verso.
Y por eso,
nada menos, eres, Blas,
patrimonio universal
y motivo de alegría
y orgullo de esta ciudad
que te vio nacer un día,
en plena guerra mundial,
y en tu honor,
te dedicó un monumento
y celebró el centenario
de tu feliz nacimiento,
un suceso extraordinario,
como, si no en el momento,
se sabría con el tiempo.
Es seguro
que otros muchos centenarios,
en un remoto futuro,
recordarán el evento,
y, asimismo, el milenario
del feliz alumbramiento
que te hiciera ciudadano
lo primero,
de esta ciudad y, segundo,
por tu universalidad,
ya ciudadano del mundo
y del universo entero,
siendo de Bilbao oriundo,
admirado Blas de Otero.
© Xabier Abando, 20/04/2017
(*) conocida es la ‘boutade’ que dice que los de Bilbao nacemos donde nos da la gana.