Retomando el cincel y martillo
vi darle vida a una tosca roca,
su hábil movimiento descendente
bruñia y rompía la maza tan tosca.
tan pronto cobró la vida mostrando,
su rostro sin ojos, su pelo, su torso,
nacieron sus labios sin decir palabra
solo el crujir del cincel en la roca.
hicieron sus ojos mudas mis letras
comprendí me miraba yo en ella pensaba
en cada cincelada mi luz se apagará
destellos de luz en la noche brillaban.
caían las chispas excitando la hoguera
volaron cenizas dando matices
a contorneada silueta de etéreo recuerdo,
mi vida un momento la escultura para más tiempo.