cuando la gente me ignora no siento más que desprecio y tristeza, pero la que llama siempre a la puerta es esa maldita soledad, son los desplantes que me causan los demás, los cuales me hacen sentir muy mal. Pero por más de que quiero que cambien, yo no lo puedo conseguir, ya que todo depende de lo que en sus corazones ellos quieran sentir... Por eso, por eso siempre le abro a la soledad, porque es la única que me hace compañía en medio de la obscuridad.