Reflejo de la bondad en mi alma, luz sobre la luz, te reconocería en ausencia de sentidos.
Eres espejo de la verdad, transparencia expresada en lealtad, añoranza de la primeriza fantasía del amor.
Siendo tan distinta y poco común, eres capaz de llevarnos a la altura de la sensibilidad.
La nobleza de tus ojos, la virtud de tus actos, inolvidables serán por siempre.
Fuiste y eres pureza, sin mancha, ausente de intenciones malas, inspiración naciente en mi corazón.
En ti me refugio ante las tormentas, ante la agonía de la desesperanza.
Tus mejillas, como pétalos de rosas rojas, cálidas y sutiles, reconfortantes, causantes de felicidad.
Ojos eternos, dulzura de miel en ellos, portal al amor verdadero, mi deceo es permanecer reflejado en su peculiar destello.
Toma mis manos, abre mis alas que quiero volar hacia donde tú vayas.
No me olvides, no me alejes, otorga a mi ser la dicha de permanecer por siempre en tu pecho.
Amor de mi vida, amor primerizo, del ocaso al paraíso, en esta vida o en la eterna, junto a ti envejecer yo quisiera.
Quédate conmigo y no permitas que mi espíritu se desprenda de esta vida sin tenerte cerca.