El lápiz del hombre
borra con furia, en la naturaleza,
su verdor, inmisericorde,
pintando una gris belleza
sin aves, sin música, sin flores…
lleno de muerte y acerada firmeza.
Crea en el día, una noche
áspera, cargada de dureza.
Violenta, como la ira del hombre,
que ha perdido toda su entereza
ante la trágica soledad que desoye
el clamor de ballenas y delfines, que rezan,
por un mejor día, por una mejor noche.
Y rezan para que la muerte, con aspereza,
ya no dirija con furia, el lápiz del hombre.