Eber R. Guerrero

Una estrella

Se tornaban los paisajes sombríos,
caían tormentas de ultramar,
corría la lluvia sus senderos,
no hay vida aquí que pueda amar.

Eran las cinco de la tarde
y me paseaba vigilante
por colinas de tierra
y desiertos de asfalto brillante.

Conocía la tragedia
y me imperializaba el miedo
mas en un parpadeo
rompí en llanto sin remedio.

Había caido una estrella
que dolida palideció
y al llegar yo hasta ella
sólo una sonrisa me dió.

La observe por un minuto
luego partí en mi camino
pues es cruel el destino
y la eternidad es un mito.