Podrías llegar mas a menudo,
no solo cuando la lluvia
arrastra sus pies de agujas,
cuando una cortina de alquitrán
puebla el zaguán vacío.
Podrías venir cuando tengo la alegría
y guardo risas en mis bolsillos rotos.
Pero vienes cuando la noche
se vuelve lápida en mis ojos,
cuando las manos de la esperanza
se han vuelto garras furiosas.
Y entonces te maltrato,
te violo,
te desgarro…
y tu huyes lejos,
llorando.