Fabricio Terán

Te perdono...

 

Te perdono...

Te perdono los párpados

cerrándose,

los soles que abres

tan lejos de mí.

¡Cómo te rodeo

con mis manos!,

como los reflejos que mueren

sin alcanzarte

la frente; como las flores

que pueden mirarte así...

Con el cuerpo abrazado

de constelaciones

raras y bellas.

Te perdono

la ventana donde te observan

las hadas

que descosen el crepúsculo

de tus pies.

Te perdono

contra mi boca,

rosa del desierto que abunda

por tenerte

cerca,

con el beso que ansío...

Te perdono,

queriendo buscarme a

la velocidad de la luz,

porque te quiero vivir,

aunque sea para perdonarte...

Y te perdono hasta amar;

hasta amarte

la aureola donde se borda,

tembloroso,

el amor.