Que la lluvia de tus ojos cese,
Que la plegaria de tu boca calle,
Que al dolor le llegue el bálsamo,
Que tus pies doloridos descansen,
Que la muerte no llame a tu puerta,
Que la risa sacuda tus labios,
Que el recuerdo no acuda con llanto,
Que la sombra del árbol te sea suficiente,
Que el sueño acuda como cuando eras un duende,
Que el dinero no falte en tu alforja,
Que la lluvia moje tu cuerpo,
Que tus pies no pisen el fango del oprobio,
Que tu alma vagabunda encuentre reposo,
Que el sendero del amor llegue a tu vida.
Que la luz nunca falte a tus ojos,
Que tu sexo se embriague de amor fogoso,
Que tu entereza no ceda a la ira,
Que en la desesperanza encuentres salida,
Que de vez en cuando recuerdes a tus viejos,
Que encuentres a tus hermanos en un abrazo,
Que nunca te falte un amigo,
Que encuentres a dios en tu camino,
Todo esto y mas te deseo hijo mío.
LUIS ALBERTO AGUAYO