La luz.
Un error de cálculo mina la fe
y deprime la noche,
mil años no sirven
si el quebranto sucede
cuando el crepúsculo asoma
y el ímpetu mengua.
Piensa la luz que el día es eterno
y que nunca oscurece,
lo sabrá cuando su impulso fracase
y su corazón se abata.
Cuando cicatrice heridas,
repase su vida y momentos perdidos,
quizás ni atendidos.
Bendito sea el fugaz poderío
de un amanecer joven.