Un hombre achacoso delicado y viejo,
que en su mano izquierda lleva un libro y en la otra el bastón.
Con pasos trépidos,se dirige a su sillón,
y apacible disfruta la lectura con cariño.
sus ojos ya agotados,aún brillan como niño,
en cada página que ojea,marca una expreción.
Se conmueve,recapacita,renace su corazón,
ese hombre que seníl los años delatan sutil.
Abstraído en su lectura,expresa un rostro juvenil.
No hay mejor fármaco que un buen libro.
Julio Carbó