Desde el molino
veo a Horacio
transpirando angustia
sangrando esfuerzo.
Va revolviendo el suelo
sin zapatos y con sueño
mientras su deseo duerme
plácido
su deseo de abandonar las cuevas de subsuelo.
Cada mañana respira el aire
de los años degradados en las minas
mientras se pica la piedra
que preciosas nunca para él serán.
Fuera de la cueva
la noche siempre lo encuentra
imaginó alguna vez
que alguna jornada reducida
le hiciera ver el sol pleno
brillante sobre el cielo.
Pero Horacio me decía
al que madruga
dios lo ayuda
y volver temprano a casa
es medio plato de comida.
¿Y por qué no preguntarse?
de la frívola existencia
ante esta pequeña historia
del minero y el molinero
pienso
tanto golpe de Horacio
tanta mugre en las venas
quisiera Horacio pensar
pero la condena no lo deja.
Y allì, va cada día
lo veo desde el molino
transpirando angustia
sangrando esfuerzo.
¿Quisiera alguien explicarme?
qué otra cosa les depara
a las mujeres y los hombres
de las minas de latinoamérica
la muerte se anticipa
y desvela.
Lo veo desde el molino
a la espera
se bien que èl tambièn la espera
que la muerte lo libere
para encontrarse
con el sol pleno
brillante en el cielo.