Los autos aturden y ensombrecen
las conciencias de los hombres,
que ni los semáforos atienden
cuando desesperadamente corren.
Persiguen vanas formas,
metáforas vacías para sus vidas.
Corren y corren sin sentido,
volando en constante agonía.
Las conciencias, ya cansadas,
prefieren seguir corriendo.
No quieren reflexiones ni palabras,
corren para huir del pensamiento.
¡Prefieren los autos que aturden y ensombrecen
sus conciencias, con el cansancio hecho sueño
en vez de enfrentar sus vidas en cada momento!