Cuando lees, mis versos cobran vida,
se dejan atrapar por tu mirada,
entonan su canción enamorada,
se endulzan en tu boca, roja herida.
Reviven en tu senda anochecida,
suspiran de amor sobre tu almohada,
son caricias de luna fragmentada
que dejan en tu piel rosa encendida.
Pobres versos que viven de ilusiones,
asidos a tu aroma de jazmines,
buscarán en oscuros cafetines
los besos, la ternura y las pasiones
perdidos en los sueños de tu lecho.
Sólo la rosa dormirá en tu pecho.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
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(Publicado el 27 de junio de 2011 con el título ¡Pobres mis versos!)