Sobre gustos todo se ha escrito.
Sobre colores disgustos.
Abanico de colores sobre la ensenada.
Una sucesión de gotas obra el milagro.
La soleada luz atraviesa el letargo
de una grávida nube que se descarga.
Asomada a la ventana ves el espectáculo.
Sentada en el alféizar saltas al vacío.
Estupefacto alza la vista el gentío
que acunan sus brazos cual receptáculo.
Cuando se acerca el súmun del abrazo
la maraña de tendones desaparece,
el duro adoquín sorprendido se adormece
para improvisar un postrero capazo
que impidiese el inevitable batacazo
que ni el mismísimo Newton impedir pudiese.
Tuviste suerte de prenderte a tiempo al arcoíris.
El garfio de tus aterciopelados dedos
sobre el color verde se cerró,
In extremis agarraste la esperanza del amor,
¡te pudiste salvar por los pelos!