Vengo maquinando toda la semana, a ver si un día de estos me llama, la última vez que la vi me dijo apenas llegue a casa te aviso. Ya no se mas que hacer conmigo, la llamaría pero ese no es mi estilo, así que se lo conté a mis amigos, a ver si ellos podían dar conmigo, es difícil dejarla me dijo el adicto, es imposible encontrarla dijo el perdido, nunca más la vi me dijo el cieguito y bien callado se quedó el mudito, no tuve más remedio que mandarlos a todos al cuerno. No puede ser que cada vez que se me sale la cadena no pueda dar justo en la tecla, y los que tengo de amigos me hunden más la huella de sus crueles destinos, salgo a la calle prendido fuego, si me la cruzo en mi camino no pienso pisar el freno, y al doblar justo en la esquina ella venia caminando con sus amigas, y como no podía ser más violento la encare de forma terca, en seguida me clavo los cinco dedos en la jeta, y a la cabeza me vino de golpe el recuerdo de lo ocurrido hace un tiempo.
Cuando salimos del bar me dijo que estaba echo un trapo de piso, que me había pasado con el vino, y que por eso ya no tenía más amigos, que era un insoportable mal agradecido, y se marchó a su casa sola, no creas que te voy a llamar cuando llegue, no quieras verme durante la semana, te suelto la mano para siempre, así me fui pateando sin un rumbo fijo hablando solo conmigo ,mirándome frente a un espejo, ciego, adicto, perdido sin poder decir una sola palabra enemigo de mí mismo, viví fingiendo que todo estaba bien , cuando solo me estaba volviendo mi propio enemigo.
Leandro Conte