A quien importa frisar una pared si sabes todo lo que vas a dejar en ella son unos ojos que nadie va a mirar.
A quien le importa tus labios apretujados por el llanto, si todo lo que ibas a decir con palabras lo adornas con lágrimas.
A quien le imploras mujer.
Si supieran que no es tu perfil el que escondes sino la rabia de no mirar a nadie mientras amarras el sufrimiento.
Si supieran que emerges desde esta estación espacial con el ruido de la máquina que encapsula a mucha gente.
Si supiera mucha gente que eres sensitiva a la soledad.
Y esa luz opaca que refleja en tu frente mira a quien se va, más no quien espera el próximo tren.
Y esa tristeza de romper el llanto desde adentro es por los cuarenta y tres de Ayotzinapa.
¿Y quién llora por los de Iguala?