Hidalgo Caballero M.

Esta vida que, a veces, siento.

Esta vida que, a veces, siento.

 

La sentí, enredada en toscas sensaciones, estremecimientos y visiones borrosas que solo acercan la iniquidad al borde del alma.

Solo la brutalidad del mismo incomprensible viajero que pinta de negro la piedra del camino, la hierba, la lluvia, el canto de un niño.

La indiferencia de un milagro convertido en podredumbre, en ambición, en cristales rotos, en una oración pagana de un camino incierto.

La lucha en que se rebela, el despreció de uno mismo, la sensación de haber vivido sin un atisbo de duda en un equívoco pasado, cruel, despiadado, incluso cómico sí piensas que puedes ser rey en un mundo absurdo.

De sucios espantapájaros de paja y harapos, de invisibles hombres, de insólitas palabras que no saben a nada, que no dicen nada, en este infinito caos de cultos y memos.