TABERNA
Sonaba la rokola disco trás disco
música como un tango o un flamenco
de vez em cuando un despecho o un “fado”
tristezas de otrora
algunas veces perdidos.
Ya con las puertas cerradas de la tasca
los clientes juntos al dueño
y a los empleados,
el sueño obligaba a cerrar los ojos
el hambre ya la sentía en el estómago,
el frío de la calle desnuda y oscura
daba una mirada de la noche cruda
con alguna fantasía de neblina,
daba aquella tristeza de soledad.