Descansa en mi regazo, tan tranquila,
yo velaré tu sueño, duerme niña,
los árboles adornan la campiña,
felicidad pasiva, se destila.
Sin temas de pendientes, obligados,
tan solo me interesa, verte en paz,
con la dulce ternura que me das,
tan cerca de estos montes arbolados.
Contento porque tu eres, mi princesa,
complementas lo bello, de este mundo,
que un siglo se convierte, en un segundo,
envueltos por amor, con gran realeza.
Mañana viajaremos por el monte,
te ofreceré mil flores, las más bellas,
que adornan a los campos como estrellas,
perdiéndose hasta el fin del horizonte.