Oh, generación de poetas
que un día dirá adiós
a esta ancha playa
que hoy nos cubre
con el azul de su sombra.
Sereno mar de letras
que avasalla nuestro ser...
dulce alimento que embriaga,
se habrá ido
con nuestra última lágrima.
El legado que dejamos
será guardado quizás
en lejanos cofres de plata...
en la concavidad de un alma,
o seremos olvidados.
Hoy estamos aquí...
sembrados en el camino
de la esperanza;
con sueños y arreboles de niños...
¿Pero qué será mañana?
Nuestras cenizas volarán
como incienso de virtud...
hacia latitudes extrañas
y nuestras letras ya por siempre
estarán apagadas.
Ingrid Zetterberg
De mi libro \"Por los bosques del silencio\"
Año 2,018
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