Tan distante y tan cercana
es la periodista de la televisión,
la mayor tragedia en sus labios
ya es menos amarga sin llegar
a comedia, la periodista te hace
soñar con su voz cálida, entorna
los ojos con estudiada modestia,
para marcar distancias, sin perder
su leve sonrisa, se despide hasta
dentro de unos minutos, sin prisa,
con estudiada elegancia, ella es la
paradógica equidistancia, es quizá
hierática como el tiempo, ya caigan
gobiernos, caigan bombas, o desgracias
en trombas.
Pero volveremos a verla en sus noticias
como si esperáramos apariencias de caricias,
con la falsa esperanza, de creer accesible lo
que a pesar de ser real, nunca se alcanza.