Elegimos el lugar perfecto y la luz adecuada
pude perfilar su sombra en mi almohada
hombros delgados
caderas anchas
y unos ojos que sin duda matan
tomé y acaricié su cintura
como al más delicado trofeo
mientras ella agresiva se lanzaba a mi cuello
besé con pasión sus labios
y ella me quitó con prisa la blusa
se convirtió en la musa
para la más bella pieza
y si escribo no es para presumir
que he pecado con aquella diosa
para homenajear su trabajo, o manifestarme deseosa
le escribo hoy para agradecer el momento
y si estuve con tal monumento
fue porque la traté con amor
y le perdí el respeto