Llegas desprovista de tiempo
memoria revestida de nada, blanca, impoluta.
Me aquieto y te contemplo y derivo en un ser nuevo.
Aprisiono entre mis manos, ese pasado malherido
y lo deposito suave en un rincón incierto;
celebro tu hoy, tu frescura, tu osadía,
la calma, lo sensible, la imprevisión.
me rescatas del silencio y me induces a un lenguaje nuevo,
impregnado de símbolos, imágenes que tú me descifras;
el sol se renueva en mis células heladas
y la sangre fluye fértil potenciando sensaciones.
Tu rostro imperturbable sonríe en el sueño
y la dicha gana terreno en éste corazón yermo.