Es la vida sólo un juego,
Dulce juego del amor;
¿Por qué marchitas la flor
Si con pasión amor ruego?
No me dejes para un luego,
Ven y dime con valor
Que me niegas el favor
De entregarme el sutil fuego;
Yo resisto tu desdén,
No le llamo cobardía,
Y te respeto también,
Tu tan procaz villanía
De afirmar que soy tu bien,
Y negarme esa alegría…