Vivía a siete kilómetros, del trabajo á mí habitación
Y siempre es un fracaso, el que habita en mi interior
Y á cambio solo recojo, miserias y mala reputación
No le pido nada del otro mundo, a las horas que vivo
Solo paz y salud, pero ninguna de los dos recibos
En mí dolorido y dilatado corazón, que soporta herido
La envidia, la mala fe y la incomprensión
Por qué se escudaba mí destino, de gentes y confusión
Y me metía en todas a batallas, por que mí Señor,
Si en el fondo, no iba conmigo su mala, interpretación
Pero aun me duele más, la desconfianza de un superior
Que escucha y le da tregua, al joven, embaucador
Que, metiendo su cizaña, vive en su esplendor
Al fin y el cavo, la luz sigue brillando en mí interior
Pero el daño sufrido va, colmando mí ilusión
Que siempre á sido dar, sin esperar nada á cambio
Dándolo todo desde el alma, hacia el exterior
Y pienso que, en el fondo, á pesar del daño interior
Que soporto por la mala fe, de algunos intrusos
Que avivan su burla, a costa de mi sudor,
Ellos salían perdiendo ya que en mí no hay confusión
Pero á pesar de todo, le doy las gracias, a nuestro “DIOS”
Por que él conoce mis virtudes y defectos mejor que yo
Y reconoce que mis andares, van en buena dirección
Y siempre dejo todo en sus manos, en cuales mejor
Para vivir la paz, por la que lucha toda mí, ilusión
Que perdone si le inquieta, mi humilde intervención
Siempre es para el buen devenir, en toda dirección
Nunca pretendo ser más de lo que soy, un mandado
Que á veces comete errores y nunca los he negado
En fin, pido paz para todo el mundo, dañino y con mala fe
Pues en los caminos de la vida, nos volveremos a cruzar
Y cuando llegue ese día, quizás ya no haya mala intención
Y cultivemos la sonrisa, en vez de la negación,
Esperando que lo dicho se cumpla, me boy á mí habitación
Pues durmiendo, quizás las penas alivien, mí resentido, corazón.
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