Cuando ella me dijo que me quería
se oyó un grito en la lejanía.
Dentro de mí le contesté que yo siempre la amaría.
que ante Dios lo juraría.
Ella me juró que no me olvidaría
que nunca me dejaría,
que insistiría,
que no se cansaría.
Ella solo me pedía,
amor, sueños y alegría.
Más cada noche y cada día,
sentíamos que solo el amor nos acercaría.
Yo te guardaré como un tesoro en mi memoria.
Y solo si la soledad y la ironía
de nuestras vidas nos alejaría,
los recuerdos como lluvia caerían.
Tu voz pareciera una herejía
desde el altar de tus sentidos, mas es una letanía
que se escucha como una sinfonía
de amor al mediodía.
El amor que te doy es mi filosofía
donde impera la galantería
ante tu fresca lozanía
y ante tu belleza y dulce fisonomía.
Parece un amor de fantasía
vivida en un mundo irreal, una utopía
donde tu y tu simpatía
es toda una loa, una poesía.
Antonio Encinas Carranza
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