De las flores directo a la piquera,
sin hacer escala en el desaliento
avanza el polen en contra del viento
impregnado en las patas de la obrera.
En torno a los hexágonos de cera
fabrican su viscoso monumento.
Hasta la reina se gana el sustento
alumbrando a la larva comunera.
Sincronizado zumbido en panal
donde el zángano no tiene cabida.
Con precisión escrutan las montañas,
de las que extraen la jalea real.
Defienden la colmena con su vida;
con su aguijón se dejan las entrañas.