rosamaritza

UNA, Y OTRA, Y OTRA VEZ... parte(2)

 

Tomo un poco de aire respiro profundamente, y poco a poco voy recuperando el control de mi alocado corazòn. Es entonces que decido llamar al mesero de tal forma que logre llamar la atenciòn, no solo la del mesero sino la de todo aquel que se encontraba en el salòm, todos giraron sus cabezas a ver quien habia alzado la voz de tal forma, en un lugar por demàs tan silencioso y acogedor.  De inmediato avergonzada me disculpe con una mirada colocando mi dedo en los labios en señal de silencio. El mesero con una amplia sonrisa, tomo el pedido y se alejo.  Fue entonces cuando al fin èl me vio con una disimulada sonrisa, e igualmente coloco su dedo en sus labios,  mantuvo su mirada al encontrarse con la mìa y con un gesto solicito permiso para acercarse a mi mesa, apenas asenti o creo que realmente no lo hice, simplemente el se levanto de la mesa con la taza y el diario en sus manos, dirijiendose a mi tomo asiento a mi lado, y solo dijo:

-\"Hola, ¿puedo?, mi nombre es Juan ¿y el tuyo?

-Mònica, y disculpe no se como alze la voz de esa manera, a veces me pasa sin querer

-No te disculpes conmigo, creo que este lugar es en extremo silencioso, y de vez en cuando no viene mal que alguien como tù llame la atenciòn, y vaya que lo lograste, y dime la verdad, creo que lo hiciste solo para ver la reacciòn de la gente.

La respuesta fue una risa sonora imposible de contener, y vuelta otra vez, todo el mundo dirijio hacia su mesa una mirada de poca aprobaciòn.

-Mònica, ¿estas dispuesta a que nos echen de este lugar?, ahora mismo me dirijo a la oficina creo que hoy se me ha echo algo tarde, ¿sueles visitar este lugar con frecuencia?

-Si, todos los dìas tomo un cafè aqui a la misma hora, mientras observo a la gente pasar y haciendo mil cosas.

-En ese caso espero verte mañana, es mi dià libre, lo dedico al deporte, si te parece bien y no es muy apresurado, damos un paseo por el parque, traere mi bicicleta, si tienes una traela tambièn, y alli si que puedes gritar y reir a carcajadas sin que nadie te vea o escuche pues los niños gritan mas fuerte que tù, entonces ¿aceptas mi invitaciòn?, te prometo que soy un caballero y se tratar a una dama con respeto.

Mònica sin saber como le dijo que si, y el mesero llego con el postre, y sintiò en el paladar el manjar de los dioses deleitando y saboreando el rico gusto en su boca y relamiendo sus labios con la lengua, sin querer pensò en que Juan quìzas tenga el mismo sabor, y otra vez inevitablemente llamo la atenciòn de la concurrencia...

 

y la vida continùa...