Dicentra

Amanecer

Percibe mi corazón un cálido despertar,

¿será que el sol ha sucumbido al rezo?

Como pétalos descoloridos

cae el macizo hiel

que viene y agarra, que apuñala y se aleja.

 

¿Sanó acaso la afrenta?

Ya no sangra, no se cierra;

continúa a la intemperie.

 

A mi piel la ciñen tallos,

brotan fornidas ramas,

florecen hermosos lirios

donde antes había plaga.

 

Las constelaciones regocijadas

a la Casiopea absuelven,

sin refugiarse en la sombra

puede lucir su primor.

 

Escucho mi nombre y ya no temo,

la derrota ha alcanzado la malicia.

 

El horizonte se extiende ante mis ojos,

en mis manos el camino se desenvuelve

y de mi cerebro el antídoto mana. 

 

No cesa la lluvia bárbara

que asola con humanos de cascajo,

se ha hecho de hielo la afluente. 

Nada turba mi vehemente canto.