Estoy rota,
mantengo la mayor parte de mis horas luchando
contra el deseo de rendirme.
Las hojas de la navaja son tan tentadoras a la hora del insomnio.
El ruido del silencio es tan fuerte que despierta mis recuerdos.
Las cicatrices sangran,
sangran tanto que no puedo detener la hemorragia que me causa el dolor.
Y es tan intenso,
se siente como si miles de espinas atravesaran mi alma.
Y, aun así, sonrió,
es lo mejor que puedo hacer.
Estoy rota,
jodida,
sigo aquí de pie, luchando, buscando un camino que no encuentro
perdiendo cada batalla,
levantándome,
pero estoy bien,
porque es como hay que estar,
Aunque los demonios del pasado
jueguen con mi presente.