Tic... Toc... Tic... Toc...
Era algo extraño. Notar lo que nadie nota. Un suspirar por querer ser normal y de pronto te das cuenta de que cinco años reducidos a cinco segundos acompañados de ideas estúpidas de por qué demonios no tengo sueño y la necesidad de escribir un poco de ideas sin sentido sobre cosas comunes, cosas de mortales. Tus pensamientos no son más que apasionamientos. Te vienen a estas alturas la preocupación de cada omisión hecha a lo largo del transcurso de los días y sin querer te encuentas ahí con un manojo de rebeldías sin sentido. Y te preguntarás luego de escuchar el reloj, luego de haber pasado mil personas por tu cabeza no sin antes haber acumulado las metas que tachastes dadas por muertas acompañadas de incredulidad hacia la realidad que tienes que hacértela pasar por la garganta. Un bocado amargo porque no es la primera vez que saboreas el sabor de lo incierto, pero esperas unos segundos porque sabes que en cualquier momento tú estarás muerto pero, jamás buscas la muerte. No. Al parecer ella se pasea por mi cabeza y hace el mini favor de restregar cosas sin sentido... Y lo desvivido... Y de pronto otros: Tic... Toc... Tic... Toc...
Y continuarán las altas dosis hecho cenizas trizas de aquellas muy extrañas palizas que viejos amores sumados con las malas jugadas me desgastó un bosque de tristeza triste bosque y mi penar reviste el mismo viejo saco que debiste sin duda quitármelo vos. Y de pronto otros: Tic... Toc... Tic... Toc...