Sostenida entre las manos.
En equilibrio inestable.
Dudosos los movimientos.
Vaivenes de los desmanes.
Sacudidas sin control.
Zarandeos de su carne.
Desplazamientos convulsos.
Como simples marionetas,
que en los hilos se debaten.
Azotada como nubes,
que el fuerte viento deshace.
Abatida su estructura,
como piñatas al aire.
Soporte de la existencia.
Generosamente sabia.
El abrazo de una madre.
Poderosamente rica.
Armoniosamente bella.
Paraíso inexpugnable.
Como infinito abisal,
en su negrura insondable.
Exuberante en sus formas.
Más en su esencia sencilla,
como una voluta de aire.
La belleza desbordante,
de un atardecer de sangre.
Palpitante maravilla,
que dando vida renace.
Con mil colores se viste.
Millones de vidas nacen
Y millones se alimentan,
con su generosa carne.
Ciclicamente transforma,
las riquezas que contiene.
Más severamente advierte,
al que el respeto la pierde.
Gira tozuda en su eje.
La guían potentes fuerzas.
Fuertes lazos la sustentan.
Generosa como el Sol.
Como la Luna traviesa.
Acaricia como el viento.
Más se torna en huracán,
cuando no se la respeta.
Como habréis adivinado.
Se llama, La Madre Tierra.
A. L.
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