rosamaritza

UNA, Y OTRA, Y OTRA VEZ... parte(3)

 

Mònica cepilla rapidamente sus cabellos y hace una cola de caballo, busca por doquier los tenis, aparece uno falta el otro, ¡rayos! que mala costumbre cada vez que llega de trotar se los quita y luego no sabe donde estàn, y que pensarìa Juan si aparece descalza, no puede evitar reìr a sus anchas, la vecina golpea varias veces con su taconeo diario y le grita -¡silencio vecina!, que manera tan particular tiene de imponer silencio a otros, mientras ella a diario de aquì para alla en su taconeo incesante desde que amanece Dios,y pienso como no se le pierde un zapato.

-Hola Juan, el dìa esta divino para subir la montaña, asì que prepara bien esas piernas vas a ver lo que es deporte extremo, te advierto no soy nueva si quieres te doy ventaja.

-¿Me retas Monica?, pues te vas arrepentir solo el celage veraz al pasar

-Juan, para por favor siento un calambre en la pierna

De inmediato Juan aplica masaje logrando poco a poco desaparecer el dolor

-Mònica parece que tienes un tenis distinto al otro, creo que uno es blanco y el otro es negro

-Ahora es que te das cuenta que perdì un zapato la ùltima vez que me los quite

Risas y mas risas todo el camino. Al caer la tarde una ligera llovizna les hizo regresar, el camino se torno resbalidizo mientras ambos evitaban los escombros del camino a consecuencia de varios deslizamientos producto de algunos causes de rios que fluyen ocasionando inundaciòn en varios sectores del sendero.

-Mònica estamos a mitad del camino, lo mejor serà cobijarnos en esa cueva mientras cesa la lluvia, de otra manera puede ser peligroso, la via es mas pantano que otra cosa, no temas pronto veremos al patrullaje que acostumbra vigilar el sector de ciclistas, y es seguro que nos auxiliaran.

Y en la oscuridad que invadìa la montaña, ante la humedad de sus ropas Mònica sintio escalofrio, Juan la atrajo hacia si y le dio calor cobijandola entre sus brazos. El sueño les venciò. Uno al lado del otro amanecieron en la montaña en espera de que escampara. 

-Hey Juan despierta es hora de irnos, a ver si me alcanzas el que llegue primero brinda el desayuno en la cafeteria, Juan apenas despertaba cuando escucho a Mònica y desapareciò  con su bicicleta por el sendero.

Cuando Juan llego ya Mònica disfrutaba de un suculento desayuno, y ella entre carcajadas lo recibiò, y otra vez los comensales dirigieron  hacia ella aquellas miradas que matan, y sin mas ni mas ella se levanto de la mesa y le dio un beso a Juan de aquellos que matan pero de puro amor./

 

y la vida continùa...