Amor, mírame con los ojos cerrados,
y abre bien los parpados del alma,
búscame en ese espesor oscuro,
porque hay algunas cosas que se ven mejor,
con las luces apagadas,
¿ahora me ves?,
soy el invisible que siempre te mira
en el humo y en el mar,
yo no añoro otras vidas,
(probablemente vidas
más entretenidas que la mía),
puesto que
únicos son mis pasos desde que tu amor
cuelga de mi pecho,
no abras los ojos, no todavía,
pero sígueme mirando,
acaricia mi voz,
tócala con tus manos,
como acaricias mis mejillas,
mírame aquellas tardes de caminar
con la mano dentro de los bolsillos
y con el corazón dentro de una burbuja,
mírame aquellas noches de desvelo
donde el destello fulgurante de tu recuerdo
me impedía conciliar el sueño,
puedes ver y no soy mas que eso,
mírame de niño soñando un amor como el nuestro.